jueves, 19 de febrero de 2009

Darwinismo: Una proposición puramente interpretativa

La selección natural – darwinismo propiamente dicho – es una proposición puramente interpretativa. De acuerdo con esta teoría, las desviaciones ventajosas que experimentan los individuos de una especie se transmiten a las generaciones siguientes mediante un mecanismo hereditario, y pueden ser objeto de un nuevo perfeccionamiento por el mismo mecanismo. Esta proposición, que pretende explicar el progreso y perfeccionamiento de los seres vivos, carece de toda evidencia. El mismo Darwin[1] sabía, que ciertas variaciones que presentan los seres vivos no son heredables. Pero en su época, debido a la falta de base científica, no podía distinguir las variaciones heredables de las que no lo son, a saber, la diferencia entre “modificaciones” (no heredables) y “mutaciones”[2] (heredables). De este modo, la suposición de que las variaciones ventajosas, que se realizan en los organismos, se transmitan a la descendencia, solo era válida para las mutaciones y dentro de esto, claro está, para las que se realizan en un sentido, de éstas, en la época de Darwin, prácticamente no se conocían, y además no podían ser debidamente interpretadas.

El conocimiento científico de esta transmisión – mejor dicho, del mecanismo – no lo pudo conocer Darwin ya que las leyes de la herencia fueron descubiertas por Gregor Mendel[3] en 1866, es decir, unos siete años después de la publicación del “Origen de las especies”[4], y además estas leyes no se conocieron por el mundo científico hasta su redescubrimiento por los botánicos Correns[5], De Vries[6] y Tschermak[7], dieciséis años después de la muerte de Darwin.

Pero por si lo anterior no fuera suficiente, tampoco Darwin pudo tener conocimiento científico del mecanismo de la selección artificial, lo que constituye la base sobre lo que se asienta su teoría. Hasta el primer cuarto del pasado siglo la selección se realizaba empíricamente, sin que el seleccionador tuviera ni la más remota idea de lo que realmente estaba sucediendo. La explicación de la selección artificial no fue conocida hasta que la descubrió Johannsen en 1903. Además, hay que apuntar aquí un detalle curioso, y es que a primera vista, este mecanismo parecía ir directamente en contra de las especies (claro que me estoy refiriendo al efecto nulo de la selección dentro de una línea pura).

Todos estos hechos demuestran, que si Darwin pudo descubrir una verdad científica con su teoría de la selección natural, este descubrimiento fue pura y simplemente de forma intuitiva, y durante muchísimos años careció de una base científica. No hay que insistir mucho, ya que le propio Darwin se percató de  que los conocimientos científicos, que en su época se tenían de la herencia biológica, se oponían a su teoría. Así pues, su genialidad en cierto modo, se debe a que como se ha comentado más arriba, sin ninguna base científica, es más, en contra de los conocimientos científicos que se tenían en su época, elaborase una teoría puramente intuitiva.

Como era general en su época, Darwin creía en la “herencia por aligación”, teoría que explica la fecundación como una “fusión” de los plasmas germinativos de los progenitores. Como consecuencia de este mecanismo los caracteres de los hijos tendrían un despliegue intermedio entre los de sus padres, ya las variaciones que podrían ser heredables, quedarían en cierto modo, “diluidas” por medio de la reproducción sexual, y a las pocas generaciones desaparecerían por completo.

A pesar de este hecho, que se admitía como verdadero por el mismo Darwin, se produjese por la selección  natural, una variación de los caracteres en las especies, era preciso suponer que las nuevas variaciones habrían de ser enormemente frecuentes. Pero al no encontrar Darwin en la naturaleza tal frecuencia, admitió como cierto, que el uso y desuso de los órganos debería producir en los organismos variaciones heredables. Al admitir Darwin este supuesto como verdad de su teoría coincide con Lamarck[8], y profesa como éste la teoría de la adaptación directa, o sea, la teoría de la herencia de los caracteres adquiridos. Y no solo se conforma con esto, si no para elaborar esta herencia, Darwin emite la hipótesis de la pangénesis[9], según la cual pequeñas partículas  - gémulas – del órgano que ha sido modificado por el uso serían arrastradas por medio del torrente circulatorio hasta las mismas células germinales (¿?). Esta hipótesis, que parece extraída de un libro de ciencia ficción, y que es tan fantástica como absurda, aún que tenga sus orígenes nada menos que en los filósofos griegos Demócrito[10] e Hipócrates[11], indica que Darwin se hizo perfecto cargo de las dificultades que entrañaba admitir “la herencia de los caracteres adquiridos”. 



[1] Charles Robert Darwin (* Shrewsbury, 12 de febrero de 1809 – Kent, 19 de abril de 1882) [2] La mutación es una alteración o cambio en la información genética (genotipo) de un ser vivo. Se presenta súbita y espontáneamente, y se puede transmitir o heredar a la descendencia. La unidad genética capaz de mutar es el gen que es la unidad de información hereditaria que forma parte del ADN. En los seres multicelulares, las mutaciones sólo pueden ser heredadas cuando afectan a las células reproductivas. [3] Gregor Johan Mendel ( * Heinzendorf, 20 de julio de 1822 – Brno, 6 de enero de 1884) [4] La obra fundamental de Darwin, El origen de las especies, publicada en 1859, estableció que la explicación de la diversidad que se observa en la naturaleza se debe a las modificaciones acumuladas por la evolución a lo largo de las sucesivas generaciones.[ [5] Carl Correns (o Carl Franz Joseph Erich Correns) (* Múnich, 19 de septiembre 1864- Berlín, 14 de febrero 1933) [6] Hugo Marie de Vries, (* Haarlem, 16 de febrero de 1848 – Lunteren,  21 de mayo de 1935) [7] Erich Tschermak-Seysenegg (* 15 de noviembre de 1871 – 11 de octubre 1962) [8] Jean-Baptiste-Pierre-Antoine de Monet, Caballero de Lamarck (* Bazentin, Picardía, 1 de agosto de 1744 – París, 18 de diciembre de 1829) [9] Pangénesis, teoría defendida por Anaxágoras, Demócrito y los tratados hipocráticos según la cual cada órgano y estructura del cuerpo producía pequeños sedimentos llamados gémulas, que por vía sanguínea llegaban a los gametos. El individuo se formaría gracias a la fusión de las gémulas de las células. [10] Demócrito, en griego Δημόκριτος ( * Abdera, Tracia ca. 460 a. C. - ca. 370 a. C) [11] Hipócrates de Cos (* cerca del año 460 a. C. en la isla de Cos)