viernes, 30 de enero de 2009

Nos mienten mal, y caro

Miente de noche y de día
mienten a diestro y siniestro
mienten al Ave María
y mentirán al Padre Nuestro

Dicen que para ser un buen político, es preciso saber robar los caramelos de un niño mientras lo besas.
Clemenceau, al ser preguntado sobre las condiciones que debía de tener una persona para ser un buen político dijo: tener el estomago suficiente para poder desayunar todos los días un sapo crudo.
Pedir a un político que no mienta es tan ingenuo, como pedir a un periodista que sea discreto.
En nuestro sistema partitocrático, lo malo no es que nos mientan, eso entra dentro de la lógica política- el Viejo Profesor, ya nos dijo que los programas electorales están para no cumplirlos- lo malo es que nos están costando demasiado caros, y además mienten cada día peor. No obstante lo anterior, todavía quedan ingenuos que los siguen como las ratas al personaje del cuento. Además, si tenemos en cuenta que todavía tiene éxito el timo de la estampita...... calcula.

lunes, 26 de enero de 2009

Napoleone Buonaparte (I)

El año pasado se celebró el bicentenario del levantamiento popular contra las tropas napoleónicas en Madrid. El acontecimiento no tuvo la trascendencia que merecía, aunque en otras partes de España la cosa pasó sin pena ni gloria. Parece mentira que la "memoria histórica" sea tan frágil en este pueblo. Los seis años de lucha del pueblo español contra el invasor, con todo lo que supuso de muerte y destrucción han sido uno de los periodos más trágicos de nuestra historia, y todo debido a un personaje de los más atrabiliario que se ha dado en Europa. Lo que parece mentira es que a estas alturas todavía haya quien lo considere un "genio de la guerra", cuando por su hechos debería haber pasado como uno de los peores estrategas que ha habido. Se puede aceptar que fuese un buen táctico, pero como estratega fue un verdadero desastre. Si consideramos los hechos más importantes de su breve, pero funesto periodo de mandato, el saldo no puede ser más negativo: Desastre en su objetivo de enfrentarse a Inglaterra en el mar, Trafalgar (de paso nos quedamos sin escuadra); Desastre en su aventura egipcia, un ejercito destruido por el calor, la peste y disentería; Desastre en su aventura en Rusia, un ejercito de casi 600.000 mil hombres, de los que regresaron a penas 25.000, víctimas del frío, el hambre, las enfermedades y... los cosacos, y finalmente desastre en España, en que se llevó lo que no está escrito. Finalmente la última de las batallas en las que intervino, Waterloo, es un ejemplo de lo que no se debe hacer. Por cierto, en el arco de triunfo de París faltan dos batallas: Bailén y Waterloo.
Este pájaro es un mito, y contra los mitos solo cabe una solución: DESMITIFICARLOS.