Con
satisfacción he recibido la noticia del cese de Pedro José Ramírez (Pedrojota),
como director del diario El Mundo.
Aunque
no tengo el gusto de conocerlo personalmente, si tuve una relación epistolar;
corta, triste y desagradable, a comienzos de la década de los noventa del pasado
siglo. En aquella ocasión me demostró su catadura moral, siendo incapaz de
rectificar una información falsa y malintencionada, que produjo en mi
madre una desazón que le duró hasta su muerte, por lo que no perdonaré a D.
Pedro José el daño causado.
A lo largo de su trayectoria profesional D. Pedro José ha
demostrado una especial habilidad para llenar de basura el panorama político
español, siempre con el pretexto de tratar de esclarecer supuestas tramas,
aunque el fin fuese otro muy bien distinto. Lo anterior fue posible por la
especial configuración de la política en España, en cuya gobernación se vienen
alternado la Social-Democracia de Centro, con la Social-Democracia de
Izquierdas. Cada vez que sacaba los trapos sucios de unos los otros lo
aplaudían, aunque lo que se publicase fuese casi siempre de dudosa
verisimilitud, pero siempre era rentable “poner el ventilador en la mierda”.
Como ejemplo está el caso personal al que acabo de aludir, que yo conocía
personalmente en toda su verdad, y que fue manipulado de forma torticera por D.
Pedro José.
Me gustaría que personajes como el aludido desapareciesen
para siempre del panorama político, aunque tengo mis dudas.