domingo, 24 de abril de 2011

A PROPOSITO DE LA SÁBANA SANTA DE TURÍN

Como en los últimos años viene sucediendo, coincidiendo con la Semana Santa se producen una serie de debates en relación con la autenticidad de la Sábana Santa, en la que se supone fue envuelto el cadáver de Jesús.
La Sábana se ha sometido a las pruebas más modernas y los expertos han concluido que la persona que fue cubierta por la sábana:
Era un hombre con dimensiones anatómicas perfectas.
Su sangre en del grupo AB+, perteneciente a la raza judía sefardita.
La impresión de la imagen se ha hecho por negatividad. Es muy superficial, tanto que se podría borra fácilmente raspando con una cuchilla.
No existe rastro de pintura.
Tridimensionalidad, midieron el alto, ancho y volumen y coinciden con el contacto que tuvo el cuerpo. Es la única fotografía que tiene tres dimensiones.
Se descubren monedas sobre los ojos de la imagen, que se corresponde con el ritual judío.
Fue crucificado después de ser flagelado.
Las pruebas muestran que fue flagelado por dos personas distintas (una más alta que otra) y amarrado a un poste alto, pues estaba reventado a golpes provenientes de dos posiciones distintas con un total aproximado de 300 golpes.
Se encuentran en la cabeza más de 40 marcas de espinas, no de una diadema, como normalmente se muestra en las representaciones pictóricas, sino de un casco hecho de espinas, que se le incrustó a golpes.
Se encuentran marcas de edemas que fueron cubiertos con barro debido a las caídas que debió sufrir.
Hay restos de sal de lágrimas, además de pruebas una fractura nasal que no dejó de manar sangre.
Le arrancaron parte de la barba.
Además hay restos de vinagre y de un escupitajo.
Hay muestras de que cargó un leño transversal -cruz- de 50 kg que le magulló su espalda.
Según las huellas de crucifixión, los clavos se los pusieron en las muñecas, para que resistiera su peso. Los clavos se pusieron sin romper ningún hueso. El nervio cercenado con el clavo es el que causa un dolor tan intenso que inclusive se podía haber muerto de dolor. Los clavos medían de 20 a 25 cm y al clavar este nervio, el pulgar se encoge, es por esto que en la imagen de la Sábana no se ven los pulgares.
Presenta una herida profunda en el costado que le perfora el corazón, pero ya no se inflama la herida por que estaba muerto.
Todas estas conclusiones extraídas de la Sábana se corresponden con lo que se narra en los evangelios, por tanto no es de extrañar que muchos cristianos crean que se trata de la autentica Sábana Santa, sin embargo, la Iglesia no se ha pronunciado sobre la autenticidad.