En el anterior artículo se describían de forma sucinta los
principales acontecimientos históricos relacionados con la vida de Julio César.
En esta ocasión vamos a comentar algunos aspectos de su personalidad, lo que
pueden ayudar a comprender su comportamiento.
Julio César era epiléptico, esto puede ayudar a comprender
algunas de sus reacciones. También tenía una serie de complejos sobre su
físico, como su calvicie (en las representaciones que nos han llegado queda perfectamente
disimulada), y su aspecto físico, que no es el que le hubiese gustado tener. En
definitiva su físico no era de su agrado, lo cual no es de extrañar en una
personalidad ególatra, como la suya.
Desde un punto de vista moral su vida no pudo ser menos
ejemplar (se decía de él que era el marido de todas las esposas, y la esposa de
todos los maridos)
Pero lo que llama la atención es su desprecio por el orden
establecido, ya que desde un principio tenía claro que para lograra hacerse con
el poder absoluto tenía que derribar la República, cosa impensable hasta
entonces. Todas sus actuaciones se vieron encaminadas al mismo fin, su ambición
de poder. Empezó por propiciar la formación del primer triunvirato, una chapuza
desde el punto de vista legal, continuó con sus campañas de represión en
Hispania y las Galias, que estaban encaminadas a lograr un doble objetivo: el
botín, y un ejército bien entrenado y fiel a su persona. Finalmente supo ganarse
la simpatía de la plebe romana, practicando una política claramente demagógica.
Como autor, la obra conocida de César no puede tomarse como
la de un historiador, pues su intención era pura propaganda y no como las de
Tácito o Polibio,
por lo que todas sus afirmaciones, en especial las políticas, deben ser
analizadas desde un ánimo crítico. El hecho de que la mayor parte de la obra
literaria de César se haya perdido es un inconveniente que, no por habitual en
la mayoría de los autores clásicos deja de ser lamentable y que ha impedido una
crítica razonada de César como autor, ya que los historiadores sólo pueden
basarse en unos libros que, pese a ser de los más importantes en la Historia
Occidental, no dejaban de ser más un instrumento de propaganda que un alarde de
erudición.
Lo más terrible de su paso por la historia fueron las
consecuencias de sus numerosas campañas militares, ya que se comportó como un
ser despiadado. Se estima que produjo más de tres millones de muertos y un
millón largo de esclavos. Si tenemos en cuenta la población de los territorios
en lo que estos holocaustos se produjeron, y los extrapolásemos con el número
de sus actuales habitantes, la cifra sería pavorosa.
Pero con ser terrible todo lo que tuvo que ver con sus
actuaciones personales, lo peor era lo que quedaba por venir,….. él era el
verdadero huevo de la serpiente.