jueves, 29 de julio de 2010

Formación humanística del ingeniero: Las lenguas clásicas.

Las lenguas clásicas, latín y griego, en la formación de cualquier persona perteneciente a la cultura occidental, se pueden valorar desde dos aspectos:
  • Histórico
  • Lingüístico.
Desde el punto de vista histórico, el conocimiento del griego y del latín, permite conocer mejor el desarrollo de las dos civilizaciones en la que se fundamenta la nuestra.
El conocimiento no debe responder a un afán de curiosidad, sino que es imprescindible para comprender los problemas que se presentan en nuestra sociedad. Es decir, la comprensión de nuestra forma de vivir tiene una dimensión histórica.
En el aspecto lingüístico, el griego, y sobre todo el latín, constituyen la base del idioma español, como también lo es de las demás lenguas romances. El conocimiento profundo de la lengua española, supone una necesidad para poder razonar y expresarse con toda claridad. En definitiva, el idioma es un instrumento esencial para la actividad del ingeniero.
Otra razón que avala la necesidad del conocimiento de las lenguas clásicas, es la ayuda que supone para conocer otras lenguas modernas: francés, italiano, portugués, rumano, e incluso inglés.
Otra cuestión a tener en cuenta es el papel que tiene el latín en el desarrollo intelectual. El ejercicio de traducción es muy formativo, ya que obliga a interpretar las ideas que plasma el autor del trabajo objeto de la traducción, y expresarlas en la lengua propia. En este proceso se requiere buscar las palabras que tengan idéntico significado, por lo que no se tratará nunca de una traducción literal. En ese caso, el latín, debido a su estructura y condición de lengua madre, es muy enriquecedor para todos los que se expresan en lenguas romance.
Se ha comentado por muchos educadores, que el estudio del latín supone un ejercicio mental equivalente a las matemáticas (creo sinceramente, que las matemáticas suponen un poco más). La traducción de los clásicos permite desarrollar una faceta creativa, evitando el empobrecimiento progresivo del lenguaje, como se observa en los actuales medios de comunicación. En definitiva, el conocimiento del latín ayuda de forma clara al buen uso de nuestro idioma.
Por último, para algunas ingenierías: agrónomos y montes, es imprescindible un conocimiento mínimo de latín y griego en algunas áreas específicas de la titulación: botánica, genética, etc.